la llorona

Algunos días son inútiles, casi de usar y tirar. Hay una chica en el tren a la que me gustaría fotografiar. Es bonita, pero no guapa. No me gusta, pero tiene una mirada increíble. Coge siempre el tren a las ocho y veinte de la tarde, y sube en el primer vagón, como yo. La otra tarde lloraba y tenía una cara triste, como de princesa sin trono. Muchas veces nos sentamos de cara y ella canta por dentro moviendo los labios. Fue así como me di cuenta yo también lo hacía. Entonces me hace pensar en esos días de saltar y bailar y berrear de madrugada delante del espejo, cantando a pleno pulmón, esos de si me ahogo, me salvas. Aunque piense en esos días, hoy no puede ser, hoy es un día inútil, así que va a ser imposible hacerlo. A veces me alegro de coger el tren cada día, otras no. Insisto, como hoy es un día inútil, hoy me agrada viajar en tren, solo por eso de ver caras e inventar historias de chicas lloronas.